26 noviembre 2014

RECUERDOS DE OTOÑO


   Se oye el viento con su nombre entre el espeso mar de cielos grises que presagian una tormenta desencadenada. Ya nada será igual como aquel tiempo de otoño que nos estremeció la piel entre la neblina de hojas cayendo, cuando se gestaba el conjuro de nuestros quiméricos sueños adolescentes. Ni el impreciso lenguaje del silencio saludará las dudas desordenadas de una vida invadida de horas marcadas en el pálido eco de las mañanas. Se fue la magia de aquellos días en que volábamos sobre amaneceres rojos y donde la brisa se dormía en  nuestras manos entre besos de silencio.
   Ha llovido demasiado sobre los corazones para no quedarse sin aliento entre el desconcierto de latidos. Sueña el aire en su vuelo transparente recordándonos lo volátil que es el tiempo. Pasa tenue la luna acariciando el olvido, aquello que dejamos sin acabar. Es la hora violenta que todo lo trastoca, la luz en un laberinto divagando por el miedo, la lenta gestación de una herida.


19 noviembre 2014

SOLEDAD


      Estaba como los árboles sin hojas y con los ojos más tristes que un atardecer sin luz. Su mirada hablaba de la noche y del asombro y no quedaba en el aire ni la brisa de su aroma ni la dulzura de sus gestos. Su joven voz de verano estaba desprendida, remansada en los estanques de un cuerpo nebuloso que habitaba enclaustrado en su único pensamiento, el absurdo humano que hace del amor el escalofrío y el asombro. 
        Era un laberinto rodeado de volcanes, un horizonte de fuegos del que no esperaba nada, ni siquiera una  palabra de futuro. Y sin embargo seguía paciente esperando que corriera el tiempo, mirando los soles que nacen y se ponen cada día, mientras sorteaba como una sombra la pradera de los hombres.
                        

06 noviembre 2014

ALGÚN DÍA


         Algún día sabré de que estridencia
         nació la erosión que abocó a tanta 
         impaciencia; que pálpito volvió
         frágiles aquellos días de luces claroscuras,
         con un lenguaje que solo era camino
         de naufragio; de donde nacieron
         los ecos que devolvían las palabras
         nunca dichas.

         Algún día, encontraré la pausa
         sin emociones, la tregua para evitar
         el gesto violento que intensifica
         la realidad de esta historia.




04 noviembre 2014

EN ESE LUGAR, EN QUE TANTO HEMOS VIVIDO


   Cuantas veces vi la alegría derramada por los rincones de la pequeña estancia, casi siempre inundada de una penumbra que al poco se desvanecía; y era allí donde acostumbrábamos a permanecer con dulce abundancia de ternura, hasta que el día resolvía la duda de su liviana existencia al llegar el final de las suaves luces que, impertinentes, se colaban por las pequeñas rendijas de la celosía, solo cubierta por un fino velo pretencioso que intentaba defendernos de las ligeras brisas marineras.
   Livianas y discretas sensaciones de frio prendían en la piel, mientras nos apresurábamos a buscar refugio entre la calidez que hospedaba las sábanas y  todas las caricias que podían abarcar nuestras manos.
   Siempre estuvimos por encima de nuestras propias realidades, pues  ignorábamos las riberas inhóspitas que albergaban las pequeñas sombras, cuyos ecos se extendían por nuestras vidas, lo  que  superábamos con palabras y risas  para descabalar las rebuscadas maledicencias.
   Éramos nosotros queriéndonos, lo que éramos. Una verdad muy lenta donde los días se abstraían al compás de nuestros actos, el acontecer de muchos instantes en el tiempo que se iban difuminando con la delicia cómplice de nuestros secretos.
     Quiero   guardar   siempre   en   la   memoria   última,  las sensaciones  de ese amor inaudible y transparente que se precipitó en nuestras vidas, aunque la presencia insaciable del tiempo asedie con sus signos nuestras presencias y nos quedemos por siempre en las vagas lindes de una realidad vertiginosa