ME ENAMORARÉ DE TI
Tus ojos me hablan muchas veces
y entonces se que queda vehemencia,
que retienen momentos gozados
en otras compañías.
Después viene el temor antiguo,
la visión de mi mente
contemplando tu cuerpo
de otra forma distinta
a la que nosotros nos amamos.
La obstinación -¿absurda?-
de sucumbir en el error de siempre,
los recuerdos que me obligan
a verte de forma diferente
en esos instantes.
Irremediablemente estoy condenado
a la tristeza intempestiva
y al dolor por la persona que más amo
en la no certeza de las cosas.
Es el placer inconfesable nunca explicado
de aquellos instantes
en que en un silencio aletargado
llegué a comprender que fuiste feliz
y donde fui sombra de una noche
al no conocerme a mi mismo,
y contemplarte fugazmente
como a una desconocida,
como a alguien inconcreta y extraña
de la que nada se de su vida.
Yo cierro los ojos y me digo que,
quizás,
mañana te conoceré de nuevo
y sin la atadura de tu pasado,
me
enamoraré de ti,
intensamente,
como nunca.
RECUERDOS ENTORNADOS
A veces me sorprendo de no encontrarte
entre el equilibrio de mis insobornables
pensamientos en donde te retuve,
cuando transcienden las ingrávidas vivencias
halladas en inhóspitos rencores.
Una oscuridad insomne se resiste ahora
al discurso inútil de rememorar
el efímero tiempo de la impostura,
aquellas incómodas heridas
precipitadas sobre los sentimientos,
aquel dogma que erróneamente propuse
desde el desenfoque de una realidad confusa.
Todo prometía ser eterno e inabarcable
cuando de repente, el tiempo nos reveló
la ingenuidad de nuestra aventura.
La vida es desde entonces un paisaje efímero,
un silencio distraído guardado en secreto,
un recuerdo con los ojos entornados.
¿DONDE ESTAS, DIME?
¿Dónde estás,
mujer sin nombre,
desierta ausencia
de entre mis sueños?
¿Dónde, dime,
que llevo buscando
tu presencia
en mi forzado destierro?
¿Y el aroma
en el que te anuncias
cuando te siento
al borde imaginario
de tu soñado cuerpo?
Eres una constelación
de instantes no vividos
que ha dejado
una huella indeleble
habitando mis sentidos,
la imagen oculta
que yo he pretendido.
¿Dime donde está
lo que el alma
al borde de ti
está sintiendo,
las infinitas auroras
en tu añorado cuerpo?