27 agosto 2014

EXTRAÑO HORIZONTE


Aprendimos a amarnos entre las sombras de caminos de límites difusos, que fueron cuestionados a través de la inmensidad de algunos cómplices silencios. El vértigo de la proximidad fue acotando el horizonte donde la desesperanza huye cansada de esperar y fuimos recogiendo la luz apaciguada del amor y su fuerza, del deseo interior embriagado de rótulos celestes hasta el gozo transparente de abrazos luminosos. Nada podía contra la magia de la armonía disuelta en la sangre, excepto un susurro casi imperceptible que fue calando en la simple y finita laguna de la duda.

24 agosto 2014

LA TARDE ESTABA EN ELLA



   La tarde estaba en ella, y con ella se fue diluyendo; como los cuerpos borrosos que se van adentrando en la penumbra del olvido. Allí, sentada en el borde de la cama, llenándose de si misma; imponiendo su majestuosa presencia en el desierto que conformaba la estancia. Estaba conmigo, pero sin mí. Ausente de todo, con ese vacío interminable que cubre los silencios del ocaso donde se rinde, sin apenas darse cuenta. La leve luz que se filtra parece entrever una sonrisa distraída. ¿Un recuerdo tal vez? ¿Algún vestigio de claridad al final de la tarde? 
  Quisiera imaginar que todo es igual y que simplemente esperamos para reconocernos; para encontrar la armonía que tantas veces describí en mis poemas, con la lenta convicción de su ser abriéndose camino entre nosotros.


12 agosto 2014

EL CÁLIDO ABRAZO

Ha caído la noche, pero pronto se hará sentir la madrugada y se diluirá la atmósfera de cristal en el silencio cómplice que invade la estancia. Resbala la mano suavemente sobre una pequeña sensación de cielo y sabe que su alma llega donde llegan sus sueños, y que no es más que un beso de sus labios, la presencia que no ocupa espacio, la difícil transparencia de la claridad en la sombra.

Guarda sus caricias de dedos de espuma venciéndose a su dulzura en la armónica marea de sus cálidos brazos. En ellos se quedan enredados todos los sueños, y al desprenderse las frágiles estrellas seguía su sonrisa bailando en los labios, y el inconfundible aroma de su fragancia.