ME ENAMORARÉ DE TI
Tus ojos me hablan muchas veces
y entonces se que queda vehemencia,
que retienen momentos gozados
en otras compañías.
Después viene el temor antiguo,
la visión de mi mente
contemplando tu cuerpo
de otra forma distinta
a la que nosotros nos amamos.
La obstinación -¿absurda?-
de sucumbir en el error de siempre,
los recuerdos que me obligan
a verte de forma diferente
en esos instantes.
Irremediablemente estoy condenado
a la tristeza intempestiva
y al dolor por la persona que más amo
en la no certeza de las cosas.
Es el placer inconfesable nunca explicado
de aquellos instantes
en que en un silencio aletargado
llegué a comprender que fuiste feliz
y donde fui sombra de una noche
al no conocerme a mi mismo,
y contemplarte fugazmente
como a una desconocida,
como a alguien inconcreta y extraña
de la que nada se de su vida.
Yo cierro los ojos y me digo que,
quizás,
mañana te conoceré de nuevo
y sin la atadura de tu pasado,
me enamoraré de ti,
intensamente,
como nunca.
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