Más allá de las luces que desaparecen
en la línea que
separa tu firmamento.
Más lejano aún que mi propia voz
que no se escucha detenida en el silencio
otoñal de los recuerdos.
A través de ti veo como un paisaje
perpetuamente fugaz y silencioso,
ondulado como un sendero de tierra
cubierto de nieve cristalina.
Silencio del corazón que tiembla
como el agua en la piedra
deslizada por el viento que transcurre
arrastrada en imposible soledad.
Hoy como ayer el corazón se oscurece
de haber vivido y el alma sueña
su propia lejanía al encontrarnos
solos para siempre.
Solo queda el inmenso aroma de tu palabra
prendida en las garras del recuerdo.
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