Subo en brazos del
silencio
antes de que la luna se despierte, cuando discute el agua en
la orilla
recogiendo conchas del
mar abrazadas por la espuma, mientras resbalan las
gotas en mi cuerpo
como las hojas resbalan
en el otoño entre hierbas recientes
de rocío.
Me enredo en el horizonte
donde viene a morir el
día,
siempre eterno de
amaneceres, deslumbrante de colores al besar el mar.
Y me veo soñando sueños
imposibles.
Pétalos cayéndose del
alma sacudida de nostalgia, entre sombras palpitantes
de luz esparcidas de alegrías, cuando el tiempo rompe en
olas imágenes que quiebran en
el agua, mientras la luna sigilosa
me contempla.
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