05 agosto 2019


LA HERIDA



   Ya no se percibe la invisible ternura sin destino en sus ojos de alba equidistante. Ahora solo queda la certeza de sus interminables invenciones. ¿Qué fue de aquellos manantiales de luz temblorosa que inundó el vacío duradero de mi existencia. Y la espera de su ternura mas honda, del beso incierto? ¿Qué del lento regreso a los silencios transparentes de las horas en que percibimos un crepúsculo diferente? Tal vez mejor hubiera sido no creerte y buscar en el silencio de tus labios la confirmación de la herida.

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