EL HORIZONTE DE HOY
Tender al aire un rayo de luz
y ponerle al corazón una cornisa
para la lluvia de arcilla,
y ni un solo gesto para con la pena.
Me pregunto si entretanto caben
residuos de nostalgias, cenizas al fin
de versos que no fueron escritos,
derrotados por el tiempo.
Somos añicos de una cadena
frente al espejo de nuestros sueños
y la sonora pisada de una sombra
hundida entre la hojarasca.
Una muralla de espuma levantada
para contener vendavales baldíos,
el lento avasallar del tiempo
que nos lleva hacia el mañana.
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