29 junio 2017

TIEMPO PERDIDO



La noche suena y se estremece y la madrugada inventa melodías, como el sueño fugaz y seductor de nuestra conciencia que permanece estática, fija, permanente; escrita en la piel de nuestros cuerpos que nadie ha visto, que nadie escribirá jamás.

Me pierdo en el laberinto de músicas y sombras y no me encuentro a mí mismo,
ni te encuentro a ti; no encuentro nada, ni noche, ni luz ni madrugada. Soledad y silencio, nocturno y alborada.

Como otras tantas noches acaricio mi corazón dormido, enmudecido como la piedra, cosido en carne de dolor. Y me queda el recurso de vaciar el alma, y el reducto de la esperanza de una conciencia que no estorbe. Tengo la sensación de haber perdido, absorto, en lentísimas horas, el oscuro tiempo. 


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