12 agosto 2014

EL CÁLIDO ABRAZO

Ha caído la noche, pero pronto se hará sentir la madrugada y se diluirá la atmósfera de cristal en el silencio cómplice que invade la estancia. Resbala la mano suavemente sobre una pequeña sensación de cielo y sabe que su alma llega donde llegan sus sueños, y que no es más que un beso de sus labios, la presencia que no ocupa espacio, la difícil transparencia de la claridad en la sombra.

Guarda sus caricias de dedos de espuma venciéndose a su dulzura en la armónica marea de sus cálidos brazos. En ellos se quedan enredados todos los sueños, y al desprenderse las frágiles estrellas seguía su sonrisa bailando en los labios, y el inconfundible aroma de su fragancia.



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